
ANSIEDAD Y DEPRESIÓN FUERON UNAS DE LAS TANTAS COSAS QUE HA DEJADO EL COVID – 19
9 octubre, 2021Un estudio internacional estima que la crisis del coronavirus provocó 53 millones más de trastornos depresivos. El problema afectó sobre todo a mujeres y jóvenes
La pandemia de coronavirus ha hecho tambalear la salud del planeta. Primero, por la amenaza de la propia covid, pero también por el impacto de todas esas intervenciones y consultas que la crisis sanitaria obligó a aplazar. El virus ha dejado ya 236 millones de infectados y casi cinco millones de muertos, pero también ha retrasado diagnósticos y ha avivado una epidemia de mala salud mental que ya se cierne sobre la calle. Un estudio internacional publicado en la revista The Lancet estima que los casos de depresión mayor y trastorno de ansiedad en el mundo han aumentado un 28% y un 26%, respectivamente, durante la pandemia. Esto significa que en 2020 se produjeron 53 millones de trastornos depresivos y 76 millones de diagnósticos de ansiedad más de los esperables. Los grupos de población más afectados por esta avalancha de mala salud mental han sido las mujeres y la gente joven, según los investigadores.
A pie de consulta, ya se veía venir. A medida que la pandemia de covid avanzaba, relatan los psiquiatras consultados, se agudizaba un goteo incesante de urgencias y visitas con nuevos problemas de salud mental o cuadros clínicos de dolencias mentales agravados tras los confinamientos y el parón de la interacción social. Una epidemia invisible se estaba gestando a la sombra del coronavirus, pero los profesionales eran incapaces de dimensionarla, admite Víctor Pérez, jefe de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona: “Sabíamos que era algo que iba a pasar. Era lo que palpábamos en las consultas. Las urgencias estaban desbordadas”.
La crisis sanitaria fue el caldo de cultivo perfecto para aflorar la mala salud mental: los encierros, la falta de interacción social, las muertes sin duelo, la incertidumbre ante un virus desconocido y la inestabilidad económica azuzaban el malestar emocional. Y las dificultades para acceder al sistema sanitario, con la atención primaria saturada y los hospitales volcados en la covid, terminaron por colmar el vaso. La sintomatología se agravaba y la puerta para tratarla estaba colapsada. Una encuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 130 países constató que el 60% sufrió interrupciones en los servicios de psicoterapia para personas vulnerables.